Mareas

sábado, abril 18, 2009 Laura.S-P 5 Comments

Las nubes negras de añil cielo pasan, llevándose la lluvía, pequeñas lagrimas de agua dulce. Ver las nubes alejándose me provoca una sensaación de vacio y desasosiego. Se marchan, como huyendo, llevándose con ellas ese pequeño milagro llamado lluvia. Las gaviotas graznan enloquecidas en el puerto, llenando con su singular melodía la marcha de las nubes. Me arrebujo bajo la lana aspera de mi bufanda, resguardándome de la brisa marina. La playa es un camino arenoso solitario, que la mayoria de los transeuntes evita por el intempestivo tiempo. Los más cautos y perezosos se acobardan bajo las mantas ante el bramido ensordecedor de las olas. Para mi esos bramidos amenazantes, no son para mi más peligrosos que los gimoteos de un gatito asustado. El mar es parte de mi, mi hogar, mi sino, mi mundo. La espuma blanca con las que las olas glasean los acantilados, es para mi una suave caricia, un mimo entre dos amantes condenados a la separación. El verde grisaceo del mar tempestuoso teñido por la tormenta, es tras la superficie, un remanso oscuro y silencioso, en el que los truenos rebotan convirtiéndose en murmullos apagados. Me descalzo y paladeo la textura rugosa de la arena entre mis dedos, su roce mojado y suave, y dejo que el agua aguijoneé mis tobillos con su helador abrazo. Mis parpados se cierran al empuje del viento, que se mete entre mis cabellos acariciándolos y desordenándolos como haría un padre cariñoso. El temblor y la rojez de mis manos recuerdan que llega el momento de partir. Me alejo del viento, del mar y de las gaviotas, siguiendo el camino recorrido por las nubes. La arena se seca y se despega de mis pies, la ultima proción de mi unión se deshace con esa arena, dejándome sola de nuevo, con el horizonte montañoso, picudo y amenazador esperándome. El horizonte es lejano y el camino será largo y tedioso, pero siempre llevaré en mi piel el olor y el sabor de este mar, tan antiguo como el mundo, que me vio nacer y me verá morir. Hasta pronto mi querido mar.

5 suspiros:

Los comentarios me animan mucho a seguir escribiendo, asi que, si os gusta, comentad^^

M loves M

jueves, abril 16, 2009 Laura.S-P 4 Comments

Nos conocemos desde siempre, pero no nos vemos nunca. Somos los amantes de Teruel, tonto ella y tonto él. Te quiero pero te engaño, me quieres pero me mientes. Es un ni contigo ni sin ti, siempre aquí y allá, siempre tu y yo pero casi nunca nosotros. Si me paro a respirar y pienso yo quiero a alguien como tú, tú eres mi partido mi juego, pero hay veces que no te quiero. Tú y tus manías, yo y mi orgullo, siempre igual siempre de acá para allá. El camino ya es largo y tuvimos muchas paradas, muchos apeaderos en corazones desconocidos, ajenos, extraños que no nos comprendieron, que no nos valoraron lo suficiente. Ahora otra vez, estamos juntos aquí de nuevo. Eres como un muelle, siempre tirando de mi hacia ti y cuando me acerco rebotando de nuevo por miedo de que el alambre se enredara y nunca más pudieramos separarnos. Yo soy como soy y tu lo sabes, me conoces. Yo sé quien es ella, la que te encandila cuando yo no estoy, me enfada me cabrea y la detesto, pero por alguna extraña razón pensar en tí sigue haciéndome sonreir. No hay más explicación que pueda darse, somos M+M y siempre fuimos así. Siempre somos así y en el fondo de mi corazon desgastado ya de golpes, batallas y paradas desafortunadas, espero que sea así siempre. Por que si te marchas yo me muero, por muy cursi y redicho que resulte. Cosa extraña esto del amor. Sólo tu y yo

Una dedicación para todos esos amores imposibles que no pueden vivir ni juntos ni separados.

4 suspiros:

Los comentarios me animan mucho a seguir escribiendo, asi que, si os gusta, comentad^^

Ines&Raúl: Cosas que valen la pena(7ªParte)

jueves, abril 02, 2009 Laura.S-P 6 Comments

Es miércoles, el día que más odio de la semana. El tren llega a la estación ruidoso como siempre y yo me subo siguiendo a la multitud. La música retumba en mis oídos a todo volumen, pero ya no me hace sentir a gusto. Hace más de un mes y medio que nada me hace sentir así. Más o menos desde el botellón. Desde aquella noche que lloré hasta quedarme seca, desde que Raúl y Eva empezaron a salir juntos. Nada me importa de verdad y siento esa sensación de vacío en el pecho continuamente. Pero todo sigue como siempre, para los demás nada ha cambiado, sigo siendo la misma risueña de siempre. Solo en los momentos que estoy sola, aprovecho para descansar, para dejar de fingir y hundirme en el vacío. No quiero pensar en las razones de este vacío No quiero pensar en ellos.
Estoy tan inmersa en mis pensamientos que no me entero de que un chico se sienta a mi lado e intenta llamar mi atención:

hey, hola- dice tocándome el hombro
hola...- me resulta familiar pero no sé quien es
No sé si te acuerdas de mi, hablamos hace tiempo ya, aquí en el tren...- me mira suplicante.

Si, él había sido el desencadenante de todo. Si yo no hubiera flirteado con él aquel día nada de esto habría ocurrido. De pronto todo mi odio, acumulado y enterrado se vuelca contra él. Necesito que alguien lleve mis culpas y él ha aparecido en el momento correcto:

si,ya me acuerdo de ti- digo seca y me vuelvo a poner los cascos
Bueno, esto dijiste que me llamarías pero nunca lo hiciste- insiste
Lo siento, se me olvidó – el desdén en mi voz es palpable.
No importa, da igual – ¿como puede ser tan estúpido? - entonces quieres que quedemos algún día – eso colma mi limitada paciencia y estallo.
NO, NO QUIERO QUEDAR CONTIGO – le grito – no me interesas – las palabras salen de mi boca como un torrente – hablé contigo aquel día por que me sentía mal y necesitaba que alguien me consolara, ¡ya está! -

En el momento en que mi boca se cierra desearía que no se hubiera abierto jamás. Todo el vagón me está mirando, pero lo peor es la mirada del chico. Le he hecho daño, mucho. Me doy cuenta de lo que he hecho e intento arreglarlo, pero él se levanta y se va sin darme tiempo a reaccionar. Me siento miserable, muy miserable, me empieza a doler la cabeza y a marearme. No me encuentro bien. En la siguiente parada me bajo del tren y nada más tocar el anden me pongo a vomitar. Es una situación muy embarazosa. Los que se bajan por la misma puerta que yo simplemente me ignoran e incluso alguno me mira con reprobación. Nadie se acerca a ayudarme, a nadie le preocupa lo que me pase. Posiblemente piensen que soy una mala persona, que me lo merezco. Posiblemente tengan razón.
Me vuelvo a casa, el mareo y el dolor de cabeza no desaparecen. La casa está vaciá cuando llego. Me meto en la cama vestida y me duermo. No sé cuanto tiempo ha pasado. Recuerdo que alguien ha entrado en mi habitación. Oigo conversaciones, ruidos, noto como la luz de la habitación cambia, pero esto demasiado cansada para abrir los ojos. Pasa más tiempo, quizás un momento, quizás un día.

Al final me despierto, me obligo a abrir los ojos perezosa. El reloj de mi mesilla marca las seis de la tarde, pero del viernes. Mi madre entra en la habitación, me dice que he estado enferma, con mucha fiebre. Me deja algo de comer sobre la mesilla, tiene que irse a trabajar. Como con pocas ganas lo que me ha dejado y luego cojo el móvil. Busco el número del chico. Dos tonos y alguien responde:
¿Diga?
Hola, esto...soy Inés- trago con fuerza- la chica del tren- hay un silencio incómodo.
¿Que quieres?- dice al fin
Me gustaría quedar contigo...-
No me interesa, no quiero que juegues más conmigo-
No por favor, creo que te debo una disculpa- se vuelve a quedar callado
Esta bien, quedamos en la estación en media hora-
Allí estaré -

***

Has venido-
Claro, yo si digo algo lo cumplo – me clava la mirada
Muchas gracias – susurro
Y bien, ¿qué querías decirme? -
Yo, quería disculparme, por lo que hice -
¿Te refieres a jugar conmigo? -
Si, lo siento...-
¿Por qué lo hiciste? -
Tenía un mal día... -
Eso no es excusa para jugar con alguien -
Lo siento mucho – lo digo de corazón
Mira – se pasa la mano por el pelo nervioso – cuando vi que te fijaste en mi ese día en el tren, pensé que eras una chica preciosa y que aquel era mi día de suerte – iba a disculparme de nuevo pero sigue hablando - no me llamaste, y cuando te vi el otro día en el tren, me puse muy contento, bueno hasta que me soltaste todo eso...estos días lo he pasado fatal...-
Lo siento, lo siento, lo siento mucho... -
¿Te ha pasado algo malo últimamente? -
Si, unas cuantas cosas -
Entonces con eso me doy por contento – se da la vuelta y se marcha, con las manos metidas en los bolsillos.

Paseo un rato por el parque que hay junto a la estación. Ya estamos en noviembre y cada vez hace más frío. Aún así el parque está lleno de niños que corrían con los abrigos enganchados, imitando a superman. Este también era mi parque de pequeña, aquí fue donde conocí a Raúl. Busco por el parque los columpios antiguos. Ahora están vacíos, han puesto columpios nuevos, con colchonetas y mucho más seguros, así que los antiguos se han quedado abandonados.
El tobogán ahora ya no me parece tan alto. Tantas memorias de esos columpios, sobre todo de Raúl. Por primera vez en mes y medio no siento que el vacío en mi pecho se hace más grande al pensar en él. Cierro los ojos y me concentro pensando en él, en lo que le diría si le viera. Puede que le dijera la verdad, la que yo hace poco he descubierto, que estoy celosa, mucho y que le...:

¿Hola?-

La voz me obliga a abrir los ojos. Hay un chico de pie a mi lado mirándome con sus inconfundibles ojos azules. Mi corazón se para un segundo y pienso que todavía tengo los ojos cerrados, pero me sacude un poco del brazo, si lo he sentido esto despierta:
Hola...¿qué haces tu aquí?-
He venido a dar un paseo ¿y tú?- no me mira a los ojos, esquiva todo el rato mi mirada, aún está enfadado conmigo
Lo mismo – silencio incomodo
Esto...¿qué hacías ahí en medio plantada con los ojos cerrados?-
Recordaba viejos tiempos- le sonrío
¿Ah si?-
Si, pensaba en el día que nos conocimos y en todo lo del tobogán-
Si fue una anécdota curiosa...esto, mira me tengo que ir, he quedado-
¿Con Eva?- ya se la respuesta, pero aún así le hago la pregunta
Si, hemos quedado para dar una vuelta, ya sabes, ella y yo, estamos saliendo-
Me alegro por los dos – miento
Ya, bueno, tengo que irme-

No puedo dejar que se vaya, pero no debo...

He dejado de pensar por un momento. Le he agarrado de la manga y me he puesto de puntillas para besarle. Ha sido un beso rápido en los labios, apenas un parpadeo, pero lo he hecho. Está sorprendido, no se esperaba eso. Yo tampoco. Me muerdo el labio preocupada, ahora debo decir algo:

Yo...- hago acopio de valor- yo si sentí algo el otro día y solo quería que lo supieras...-

Me quiero morir. Sus ojos se han vuelto duros de repente, fríos como el hielo. Me doy la vuelta para irme, pero me tiene sujeta. Me giro para pedirle que por favor me suelte, que ya he hecho el ridículo suficiente, pero las palabras no tienen tiempo de salir. Sus labios están sobre los míos y ahora el beso es más largo, más intenso, pero lleno de desesperación. Cuando se separa sus ojos siguen siendo fríos y distante:

Esto sigue sin significar nada, no te líes, ha sido sólo un beso-
Está bien...-

Un simple beso para mí basta, es suficiente de momento. Ha llegado el momento de cambiar.



Futuro

La lluvía apenas me deja ver. Él ni se inmuta
-¡¿Todo esto no ha significado nada para tí?!¡¿NADA?!-

6 suspiros:

Los comentarios me animan mucho a seguir escribiendo, asi que, si os gusta, comentad^^

Ines&Raúl: Palabras calladas(6ªParte)

jueves, abril 02, 2009 Laura.S-P 1 Comments

Inés, ven aquí sientate-

No hizo falta que alzara la voz, ni siquiera un gesto con la mano, para que yo supiera que aquello era una orden y tenía que cumplirla. Me senté en el sofá, con la espalda recta y la cabeza alta, esforzándome para que mi respiración se tranquilizara:
¿Qué ha pasado?-
Nada-
No me mientas- su tono me hizo enderezara más todavia – si no ha pasado nada ¿por qué vienes corriendo y medio llorando?-
No estoy llorando- mentí mientras me mordía el labio inferior para contener las lagrimas

Se incorporó del sofá y dejó el libro sobre la mesita. Su media melena oscura resbaló sobre uno de sus hombros mientras sus ojos verde oscuro se clavaban en los mios. Nunca había podido evitar admira la belleza de mi madre. Su cuerpo espigado y elástico, daba una sensación de falsa fragilidad, pero yo la conocía. Sabía como sutilmente movía los hilos, siempre con una sonrisa en los labios, siempre pareciendo amable. Todo máscaras. Desde muy pequeña me había enseñado como ser y lo que hacer, para tener a los demás en mis manos. Me había mimado y educado para que fuera como ella . Pero yo nunca había estado a la altura de sus expectativas . Nunca llegaría ser lo que ella quería, pero yo seguí intentándolo.

¿Tienes algún problema?- negué con la cabeza - ¿ Te has peleado con alguién?
No, para nada-
¿Te está molestando Javier?-
No, le dejé bien claro que no quería volver a verle-
Una auténtica pena, ese chico era muy buen partido-
No quiero hablar de ese tema mamá-
¿Entonces que es lo que te pasa?-
Ya te he dicho que no me pasa nada- me levanté y me acerqué para darla un beso- estoy muy cansada me voy a la cama-
No será por Raúl ¿verdad?-

Ahí no pude ocultarlo, me quedé clavada en el sitio. No sabía como responder, como mentir. Me cogió la barbilla y me levantó la cara:

Si, cariño, claro que lo sé, me entere en cuanto volvio- me sonrió tiernamente- simplemente esperaba que no os encontraseis- yo no salía del estupor
Ese chico siempre ha sido un incordio, desde que era pequeño – me acarió el pelo- no es bueno para tí-
Lo se...-
Pues olvídate de él de una vez, no merece la pena-
Bueno, si tienes razón mamá, me voy a dormir que estoy muy cansada-
Dame un beso cariño, que duermas bien, y ponte una toalla fría sobre los ojos, que si no se va a notar que has estado llorando- me pellizca la mejilla con cariño- Y nosotras somos fuertes y no lloramos ¿no?- asiento con la cabeza y me voy hacia mi habitación.

Llegó a mi habitación arrastrando los pies y me desplomo sobre la cama. La cabeza me da muchas vueltas, debe ser culpa del alcohol. No me apetece levantarme para ponerme la toalla fría en los ojos. Me doy la vuelta y saco del cajón de la mesilla una caja de latón roja. Era una caja de bombones que me regaló mi abuela. Vacio su contenido sobre la colcha. Hay un par de fotos, algunas cuentas de cristal y una pulsera. Las fotos son de Raúl y mías de pequeños. Una es pocos días después de conocernos y la otra del día en que el se marchó. Las he guardado todos estos años, aunque no sé muy bien por que. Las miro de cerca. No ha cambiado en nada, los mismos ojos, la misma actitud taciturna. Muy a mi pesar no siento odio, solo me duele el pecho, como si me lo estuvieran atravesando con una estaca. Me miento a mí misma y digo que me ha sentado mal la bebida, mientras vuelvo a guardar las fotos. Jugueteo con la pulsera resistiéndome a dejarla en la caja. Fue su ultimo regalo. Poco a poco y en silencio las lagrimas empiezan a deslizarse de nuevo por mi mejilla. Van lavando poco a poco mis heridas. No son lagrimas de rabia, tampoco de frustración. No sé de que son, pero me van vaciando poco a poco, hasta que no queda nada y puedo dormirme tranquila. Me duermo con la pulsera de juguete enredada en los dedos.

1 suspiros:

Los comentarios me animan mucho a seguir escribiendo, asi que, si os gusta, comentad^^