El viaje de la lágrima

domingo, diciembre 22, 2013 Unknown 0 Comments

Perdí una lagrima, en el confín más lejano de la orilla más antigua de un mar del que olvidé el nombre.
Se deslizó entre los finos granos de diamantes desmigajados y se abrió camino entre sílice y magma hasta el centro mismo de la Tierra.

Perdida en la cálida inmensidad del corazón del mundo, floto en la incandescencia hasta que se coló por una grieta y encontró un Océano, vasto y extenso, hecho de un millón de lágrimas perdidas u olvidadas como ella.

La lágrima, mi lágrima, surfeó como espuma en las olas, resonó calma en un arroyo y se deslizó presta entre los dedos de un peregrino sediento.

Viajó de todas aquellas maneras que solo el agua conoce, hasta que por puro azar acabó en un charco olvidado que el Sol convirtió en vapor.

Su alma se volvió nubosa.

Conoció la carcajada del trueno y la ira del rayo. Rozó las cumbres más altas y llenó de gris las ciudades más recónditas.

Viajó y viajó por el mundo, hasta que un día decidió dejarse caer, entre un millón de gotas y fue a colarse en mis ojos, pintando mi cara del gris más aciago cuando te vi marchar.


Se coló en mi, echando raíces en mi corazón que tú dejaste roto, y cada día que el mundo ahoga, la soledad se come mi parte del desayuno, la pequeña gota, la pequeña lagrima, me llena con sus historias de lugares lejanos, me recuerda el Océano en el que vivió hecho de tantas lágrimas olvidadas, para recordarme, que no estoy sola, que una pequeña parte de mi siempre será parte del gran gran mundo.

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El filo de los mundos

domingo, diciembre 08, 2013 Unknown 0 Comments

El cielo se abre rosa con motas añil mientras el alba bosteza perezoso, con una pizca de sol en la mirada adormecida, mientras en el filo de los mundos el ambiente sigue lúgubre y grisáceo, tan tétrico que sólo de verlo el amanecer huye y se esconde tras el día.

Es un espacio traslucido e infinito, escondido entre vagos reflejos y el vaho de una mañana fría.

Pasamos y caminamos cada día entre mundos, sin percatarnos, el ego nos ciega a ver, que no es nuestro reflejo lo que nos devuelven los cristales y espejos, sino nuestro otro yo, ese yo con infinitos rostros, lugares similares a los nuestros sin llegar a ser.

Un yo atrapado entre dos mundos, en una membrana tan fina como el borde de una copa y tan distorsionada como el corazón de un diamante.

Nuestros reflejos se sienten atraídos, fascinados por nosotros y cuando los atrapamos con la mirada se pegan a nuestros renglones fingiéndose nosotros, hasta el momento en que dejamos de mirar, entonces se escapan por el rabillo del ojo, rápidos como el rayo.

Cada vez que miro al espejo, espero ver un guiño, una sonrisa distraída, algo que me diga que al otro lado del frío cristal hay un mundo, un sueño, pero... no debería preguntar mejor ¿en qué lado de la membrana me encuentro?

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El viaje de los recuerdos

lunes, octubre 21, 2013 Unknown 0 Comments


En ocasiones imagino que nuestros recuerdos son burbujas.
Revolotean en nuestro interior con una efervescencia relajante.
Se nos cuelan por los ojos y nos hacen llorar,
Y a veces cosquillean nuestro paladar hasta provocarnos risa.

Sin embargo, son burbujas volubles y caprichosas,
 y en ocasiones se escapan, deslizándose entre las costuras deshilachadas de nuestra piel,
huyen hacia esa nada llena de todo que es nuestro mundo,
hasta que se cuelgan de una brisa cálida de verano,
de un brillo especial del sol de las hojas en otoño,
o incluso de la nota más suave de una balada de amor.

Nosotros lloramos estúpidamente la perdida de aquel recuerdo bien amado,
sin darnos cuenta de cuando la edad o la traicionera fragilidad de nuestro cuerpo
nos deje vacíos, como refresco  que llevan demasiado tiempo abiertos,
podremos refugiarnos en esos recuerdos, propios o ajenos,
que han volado a nosotros, en un frescor de verano, en la calidez del otoño,
o en las notas de una canción de la que tiempo hace ya que olvidamos el nombre y la letra.

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Aristas de nuestros mundos

lunes, septiembre 09, 2013 Unknown 0 Comments

Se desgrana la tarde en café y azúcar,
El humo de mi cigarro moribundo envidia
El gris profundo de tu mirada triste

Me enamoré de ti, vida, una tarde diferente a esta
En un lugar tan desconocido como familiar,
Un vértice que cortaba la arista de tu soledad,
Con la mía

Nos encontramos en una melancolía color púrpura
Y hemos vivido en esa ingravidez (de nuestra soledad compartida)
Pero ahora que te tengo a un roce de mi mano torpe, querida,
Siento que estás más lejos que nunca

El sofá que compartimos, restaurado entre los dos
Y el único hijo que jamás deseamos, ahora es testigo,
Horrorizado y contrito, de cómo compartimos,
Poco más que espacio y aire.

Todos nuestros demás objetos, que compramos
Intentando (¡qué ilusos!) crear un  mundo de los dos,
Una vez que se levanta el velo de ilusión, no son sino
Cascaras vacías, máscaras y espejos,
Que no nos unen más que mirar al mismo cielo

El silencio y la ambigüedad me obligan a arriesgar

Juego mis cartas a la desesperada, apostando todo mi dolor
A un farol.

Acerco mi mano, entrelazando mis dedos en los tuyos,
Y beso tus labios
Rompiendo todas nuestras reglas no escritas,
Diluyendo la fina membrana entre tu tristeza y la mia,
Ante la atónita mirada de nuestras fingidas posesiones
Me miras, por un instante de caída eterno


Y sonríes.

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Luces y sombras

lunes, junio 24, 2013 Unknown 0 Comments

En las lentas luces del amor,
distingo una sombra que para mi es,
la razón, la locura y la pasión
se esconde entre las miles de sombras,
que alcanzarla no puede,

Es una luz inocua, 
insípida y casi evanescente
pero esa luz tímida y rezagada
es la que derrite mis hielos
la que ve más allá de mi
y deja mi amor al descubierto

Es esa luz que se esconde
en la esquina izquierda de tu pupila
y a veces la apagas
alejas de mí esa luz fugaz
que hace mi mundo girar
y la encierras en un silencio
propio del mar

Me pierdo entre sombras,
negras que no son tu sombra,
me aturden sus aromas,
tan distintos al tuyo,

Si me quitas tu luz me pierdo,
Si te vas, sin tu aroma me muero...

Marchate si quieres,
quédate si así lo sientes,
pero no me dejes ni un minuto 
en el limbo sin nombre

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El cielo pintado

lunes, junio 10, 2013 Unknown 0 Comments

La brisa del oeste desdibuja las nubes, difuminando el horizonte en tonos violetas y rosas, que besan dulcemente el mar.
Bajo mis pies siento el cosquilleo del agua, tan clara que parece no existir. Podrías nadar y nadar sintiendo que ya rozas el fondo con la mano y moror ahogado a mitad del camino.

El globo aerostático de colores hace horas que zarpó, pero en el cielo aún aparecen dibujados sus colores.
Si yo alzara mi mano, también quedaría grabada, por eso no me muevo, no quiero ensuciar un cielo añil tan hermoso.

En Ciudad Deriva cada movimiento queda plasmado... sobre los edificios... sobre el cielo... sobre las personas...

Sobre mí llevo la marca de todas las personas que he conocido, que he amado, retazos de lo que ellas fueron que se han quedado tatuadas en mi piel, formando una geografía de mi vida que decora mi piel en mil colores.

También llevo conmigo mis sitios más amados: las flores violetas de mi campo favorito engarzan la punta de mis dedos y mis pies son del color del agua de un arrecife.

Llevo mi vida como un traje que adorna mi cuerpo. Nada que ocultar, sin engaños ni lugar para el arrepentimiento.

Dejo que mi mirada vague y que mis ojos se tiñan del color del horizonte.

Sonrío y los labios de mi amado sonríen conmigo, pero las arrugas de mi rostro revelan un destino que no tiene fin.

Introduzco vacilante los dedos de mi pie derecho en el agua. Su frío es reconfortante.
El agua va borrando mi pie y cuando lo saco ya no queda nada. Mi pie derecho ha desaparecido para siempre.

No siento dolor, tampoco pérdida.

Ahora sumerjo los dos pies y dejo que el agua me llegue hasta la rodilla.

Siento el agua fría un momento y luego como mi esencia se va diluyendo en ella.

Para cuando la mitad de mi cuerpo ha sido lamida por el agua me doy cuenta de lo poco que puede significar un cuerpo si el alma está rota y me dejo caer completamente.

Veo el inmenso mundo azul y la sombra de la ciudad proyectándose sobre el fonde de arena blanca. Veo cómo me voy deshaciendo en un pequeño arco iris submarino, que se aleja ondulante.

Es una bella forma de morir... quizás parte de mí coloree algún día un brillante arrecife... o acabe siendo arena blanca bañada por el sol.

Quién sabe.

En mi último momento de  consciencia noto su presencia a mi lado. Él me ha esperado.

Suspiro y me deshago en burbujas de colores.

Hasta pronto

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Los segadores de truenos

lunes, junio 03, 2013 Unknown 0 Comments

El cielo estalló en mil esquirlas negras
 sobre la agrietada silueta de los rascacielos.

Un negro rumor a tormenta abarcaba el horizonte.

Los cascarones de nube de los barcos temblaban,
pero no cedían,
 y su quilla hendía la lluvia color titanio.

Gemían y siseaban las sogas por el esfuerzo
 y raspaban las manos encallecidas

La tripulación permanecía silenciosa,
sólo la tormenta graznaba en cubierta.

Las finas hoces de plata rasgaron
la dulce tripa de las nubes
y los truenos se desparramaron
inquietos y palpitantes sobre la madera de nube.

Avidos, con los ojos encharcados y vidriosos,
los hombres y mujeres los llevaron a sus labios.

La vida volvió a sus gargantas
y la nao se llenó de gritos de gozo
Los sin voz ya no eran tales.

Olvidados por el bullicios mundo,
por sus mudos labios eran condenados,
renegados, parias y expulsados,
Se olvidaba su nombre y se borraba su rostro.

En la ciudad del puerto de nubes encontraban cobijo,
una ciudad de silencio y sin esquinas,
una ciudad de tristeza y vergüenza.

Algunos renegaban.

Otros adoptaban el amargo camino del vino y el opio.

Otros... se convertían en segadores de truenos.

Cada tormenta, arriesgaban todo por un poquito de nada,
una vida por un momento de felicidad, por una voz.
Se mezclaban entre la bulliciosa multitud de la ciudad
y por un momento eran libres.

De amar...

De gritar...

De soñar...

Pero al amanecer, el trueno se desvanecia
y con las primeras luces del alba,
los segadores salían ocultos entre las sombras,
sin mirar hacia adelante, ni hacia atrás,
con los ojos fijos en el horizonte,
                                                    buscando nubes negras de tormenta




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Lluvia en mi ciudad

jueves, mayo 30, 2013 Unknown 0 Comments

No hay nada como la lluvia en la ciudad,
Las aristas de los edificios se diluyen,
El gorgojeo de la lluvia
     Sobre los tejados,
                                  los paraguas,
                                                        y los canalones,
Llena todo de una suave calma.

Incluso los ácidos y malolientes coches
se deslizan sobre el asfalto húmedo,
levantando suaves susurros,
frufru de seda y caucho,
en las calles, las casa y los hombres

La actividad pierde su hilo,
se descordina una momento,
y sin poder evitarlo,
miramos las ventanas enjoyadas,
de finas gotas doradas,
y susurramos:
"Vaya... cómo llueve"

Es la magia de la lluvia, que por un momento...
Acalla,
Silencia
y calma

Es lluvia en mi ciudad

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La educación de un becario

lunes, mayo 27, 2013 Unknown 1 Comments


Actualmente nos encontramos bajo el influjo de un curioso efecto que a mí me gusta llamar “el fenómeno becario”
En el último año las empresas españolas han incorporado a sus filas a cientos de becarios, jóvenes, recién licenciados, hambrientos de mundo y de trabajo. Estos becarios pueblan ahora los pasillos de las oficinas y abarrotan este y aquel departamento, deseosos de hacerse un hueco y no tener que volver a salir al frío mundo exterior, donde no hay trabajo, ni expectativas.
Hablemos de estos jóvenes, esas pequeñas personitas que se revuelven inquietos en sus trajes, incómodos dentro de esa ropa y esas responsabilidades que se les hacen grandes y les pesan.
Seamos sinceros, estos pobladores de pasillos y mesas abarrotadas de papeles son una generación perdida. Perdida porque han perdido toda esperanza en un futuro que se ve teñido de un color gris pardusco, sin expectativas, sin ambición. Han pasado de intentar parar el mundo con las manos a conformarse con muy poco, con tan poco como una miseria.
Esta es la situación tan triste del fenómeno becario: jóvenes altamente formados, dispuestos a trabajar, con cualidades de sobra… que se conforman con las migajas que les ofrecen las grandes compañías.
Y es que la realidad es que el sueldo de un becario medio en España roza exiguamente los 3 euros/hora… poco más o menos de lo que podría ganar un artista callejero.
Sin embargo, a pesar de todo lo mentado anteriormente, lo que más me atenaza el pecho es pensar en la educación que se está dando a los becarios.
Si queridos lectores, la educación. En mi opinión los becarios son como niños grandes, que dan sus primeros pasos dubitativos en el mundo empresarial, y tal como nuestros padres nos guían en nuestros primeros años de vida, enseñándonos lo que es correcto y lo que no, los primeros empleos de los becarios suponen para ellos una Biblia de lo que es el mundo empresarial y cómo se desempeñan las personas en su profesión
Entonces… ¿Qué tipo de enseñanza recibirá un joven que se encuentra mal pagado, sobrecargado de trabajo y que ha dejado en una esquina toda expectativa?
Desde luego no es ni de lejos la mejor manera de formar a las personas que en un futuro dirigirán las grandes empresas y decidirán cuestiones tan importantes como la sostenibilidad económica y medio ambiental, una política justa o todos esos tumores que infectan nuestro mundo actual.
Con todo esto, y sin intención de dilatarme más para que el lector saque sus propias conclusiones, quiero abogar por un uso más responsable del gran recurso que son los becarios y sobre todo dejar de considerarlos como una mercancía de usar y tirar y empezar a verlos, como son realmente, un activo con gran potencial que tiene la capacidad de dibujar nuestro futuro mucho mejor que nuestro presente.

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La decisión

sábado, mayo 04, 2013 Unknown 1 Comments

La ciudad iluminaba el vaho de mi aliento congelado. En aquel banco, esperando a que los segundos me dieran una respuesta que mi sobrecargado cerebro no era capaz de darme. Una decisión tan grande, tan incierta, que todas las razones se volvían ligeras y desaparecían hacia el cielo negro sin piedad.

Mi ciudad vibraba a mi alrededor, tan colorida y ruidosa como siempre: los carteles de neon brillando en cada esquina, incansables vendedores que se acercaban a mi ofreciéndome una comida maravillosa, un lugar cálido... pero nada de eso me reconfortaba o aliviaba el peso que ahogaba mi pecho. 

El reloj marcaba los minutos como siempre, como llevaba haciendo décadas, pero no eran los mismos minutos para mí. A veces, cuando tomaba la decisión pasaban raudos y acelerados como si emprendieran una carrera por la esfera y de pronto se encontraban con mis miedos y quedaban congelados en el espacio infinito de mi duda.

Mis pasos dubitativos me llevaban de aquí para allá sin rumbo fijo... o eso creía yo... Acabé encontrándome con mi destino, que estaba enmarcado por una puerta custodiada por altivas cariátides que miraban sin expresión alguna mis tribulaciones ¿Que pensarían esas diosas de piedra de mis insignificantes dudas de mortal? Ellas seguirían allí cuando yo me hubiera ido, como estuvieron antes de que yo existiera. 

Agarrando lo poco que quedaba de mi decisión entre mis dedos temblorosos, franqueé la puerta.

El interior era silencioso, de un silencio limpio, sin esquinas y sin mentiras bajo la alfombra. El silencio de unas paredes que habían visto demasiado pero no juzgaban en absoluto.
El guardia me saludó con una sonrisa amable pero no demasiado amplia. A él también le daba igual lo que yo hiciera, como las estatuas de la entrada, él ya estaba aquí y seguiría aquí mañana.

Recorrí las sinuosas escaleras de caracol, ensuciando el silencio limpio con el eco de de mis zapatos sucios sobre el mármol.

Esta vez las puertas no estaban guardadas por diosas helenas, sino por un complejo y novedoso sistema de seguridad que sólo se abriría tras haber comprobado hasta la última de mis contraseñas vitales para abrirse un chasquido seco y limpio, que a mi entender casaba de maravilla con el silencio que yo había ensuciado. 

La sala era mediana, iluminada por grandes paneles de luz blanca, aséptica. Aquí no había silencio sino que todo se veía tintado por el suave ronroneo de las maquinas, el flugor de las luces de los paneles y el suave tintineo de los líquidos goteando en las probetas. 

Un pequeño hombre encorvado sobre un complicado panel, atestado de cables y circuitos, levantó un poco la vista y en cuanto su mirada se encontró con la mía sonrió.

Esa si fue una sonrisa de verdad, aquel pequeño hombre, de rostro enjuto y ojos verdes vivaces, se alegraba de veras de verme. Sabía por qué estaba yo allí, había tomado una decisión e iba a darle la respuesta que él esperaba:

- Adelante - 

Fue la única palabra que pudo salir de mi garganta, estrangulada por el terror, y que de alguna manera pudo hacer que mi lengua se moviera y mis labios dejaran de temblar. Quizás ni siquiera la había llegado a pronunciar, pero él sonrió de nuevo y asintió con la cabeza.

Me cogió la mano, que estaba fría y sudorosa, y me guió suavemente hasta la otra habitación. Ahí no había ronroneos, ni zumbidos ni goteos, tampoco ninguna luz, excepto la que emanaba el curioso artefacto en el centro de la habitación, cubierto de cables y tubos con sustancias de brillantes colores. 

Me temblaban tanto las piernas que apenas era capaz de andar. La mano del científico dejó de ser tierna y me sostuvo con fuerza, ayudándome a llegar hasta el extraño artilugio.

Los cables se enrollaron a mi piel cuando me introdujo en la maquina, y las luces de colores empezaron a iluminarme a mí en vez de a la maquina. El anciano trabajaba con seguridad, atándome cuidadosamente, enchufándome a la maquina y comprobando que todo estuviese correcto.

Una vez que hubo terminado me sonrió una vez más y desapareció de mi vista. No me preguntó si dudaba, si quería arrepentirme, salir corriendo de allí, volver a respirar el aire impregnado de toxinas una vez más. No, simplemente me regaló una ultima sonrisa y me dejó a solas con mis pensamientos. Podía oírle, en la otra esquina de la sala, preparándolo todo en el panel de control.

Respiré hondo y pensé una ultima vez en la decisión que había tomado. Era algo con lo que todo el mundo soñaba, pero no todos estaban dispuestos a pagar el precio por ello. Viajar en el tiempo. ¿Poético, verdad?
Pero no era todo tan sencillo, no había una maquina que te llevase entero de un lado a otro de la enorme pelota de goma que es el tiempo. 

No...

Para viajar en el tiempo tenías que deshacerte, descomponer tu cuerpo hasta el fragmento más simple y viajar sin rumbo, sin destino, hacia un lugar completamente incierto.

Los científicos me dijeron que aún después de descomponerme seguiría teniendo consciencia, vería todo el viaje, lo que pasaba después... era un misterio.

Quizás iría a la época del Big Bang, mi esencia se pegaría a un trozo de estrella en formación y sería pura energía.

Quizás volviera a las primeras etapas de la era glaciar... Los dinosaurios...

Podría ser un huérfano vagabundo en las calles de la Calcuta de Santa Teresa...

Un pirata en el siglo de Oro español...

Un importante hombre de negocios del siglo XXXIV....

O podría desaparecer

No dejar rastro

Perderme en el espacio como el polvo de un cometa

Mi respiración se aceleró, la angustia me comía hasta el ultimo gramo de esperanza, la maquina empezó a pitar y las luces se volvieron rojas. 

Estaba empezando.

No, yo no quería aquello, empecé a forcejear con las correas mientras mi visión se volvía negra, mientras me iba desintegrando. Quería gritar, dejarme la garganta gritando, salir de allí.

Y entonces noté la mano.

La mano cálida del anciano científico que se posó sobre mi frente. El contacto me paró un instante y entonces le oí susurrar:

- Todo estará bien -

Aquellas palabras tan simples me dieron lo que necesitaba. Mi cuerpo se relajó, mi mente estaba en calma, inspiré hondo y dejé que todo lo que yo era se deshiciera en pequeños átomos.

Podía ver toda la ciudad. Brillando. Ahora el tiempo iba despacio. Las luces de los coches eran líneas brillantes dibujadas sobre el asfalto. La gente paseando por las calles apenas fantasmas, borrones de colores.

Yo era una estela brillante, como de luciérnagas, que se alejaba de esa ciudad. De ese mundo, de ese tiempo.

Me dejé llevar.

Podía verlo todo.

Oírlo todo.

Sentirlo todo.

Contuve la respiración al ver la verdad oculta, sentí la potencia de toda la energía del Universo corriendo a través de mi. No. Yo era esa energía. Era todo y era nada en un instante.

Entonces todo se deshizo en negro. Sentí un tirón.

Calor, oscuridad, tensión y fuerza.

Una lucha por la vida.

Sentí el calor más grande, el amor más fuerte, la verdad más profunda.

Una parte mi, de mi antiguo yo sonrió al entenderlo.

Y me dejé llevar. Así eran los viajes en el tiempo. Una unidad simple, única que comprendía a todo el universo y empezaba todo dentro de esa misma unidad. 

Un óvulo y un universo eran la misma cosa al final. 

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Inacabado

lunes, abril 29, 2013 Unknown 0 Comments

Es el cielo de mi otoño
violeta y carmesí
He olvidado mis zapatos,
en algún zaguán ajeno
camino sobre las hojas,
verdes y quebradizas,

Intenté olvidarte
y olvidé el mundo

La lluvia turquesa
barre mis colores
y me enmudece

Me vuelvo una vieja estrella,
de una vieja pelicula
Blanca muda y crepitante.

Camino por un Retiro,
fantasmal y borroso,
llevando un cementerio a mis hombros

Enterré mis errores,
se colaron también los tuyos,
ahora el tiempo borra los nombres
de aquellos que no eran míos,
ni tuyos
si no nuestros

Yo llevo una sonrisa
pintada en mi pecho
pero mis labios
aún saben a lagrimas
y mis ojos buscan
una estrella afortunada
que murió antes de nacer

Cuyas promesas de luz
aun me llegan
y se cuelan en el cajón
desordenado de mis noches
y susurran impertinentes
"quizás, quizàs, quizás..."

Y ahora que conoces,
los secretos de las enredaderas,
mi susurro de hojas,
el dolor que se esconde
tras mi parpadeo...
¿Volverás a dejarme marchar?


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Reflexión de media noche

martes, abril 02, 2013 Unknown 0 Comments

"La vida se desperdicia"

                                                                              ...leí una vez.

Tras las múltiples angustias que esa afirmación me produjo, no pude si no rebelarme.

¿Desperdiciar?

Un desperdicio es aquello que se tira, que sobra. No podemos evitar mirar atrás y saborear "y si" y "cuando". El tiempo pasado no volverá, y eso no lo podemos, ni lo debemos, evitar.
Yo no cambiaría mis errores ni mis momentos imperfectos por unos hechos a medida para mi conciencia.

¿Por qué?

No venderé clichés gastados de "con todo se aprende". Me importa un carajo aprender. Quiero vivir.

Cada uno de los momentos, de los recuerdos, de los fallos... las alegrías,los llantos y las risas,suponen que estuve alli para vivirlos y que sigo aquí para recordarlos

La vida hay que vivirla cada uno a su manera, pisando fuerte en el pasado, con ojo firme en el presente y un oído vago al futuro.

No cambio la alegría del sol en invierno por ninguna aventura disparatada, ni quiero en mi pecho más galones que las sonrisas de mis amigos.

Siempre me conformaré con poco, pero nunca aspiraré a menos que al cielo.

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Tormenta en ciernes

domingo, marzo 31, 2013 Unknown 0 Comments

La tormenta se acerca.

El suave celeste muta
en gris plomizo de terciopelo
El aire rezuma electricidad
y se la tierra se perfuma
para recibir a su mejor amante.

La quietud se desliza,
buscando entre nubes preñadas
al trueno que la haga vibrar.

Se refugia el Sol,
quizás se esconde,
del beligerante rayo,
temeroso que en su brevedad,
lo palidezca.

El vapor de mi taza, aún olvidada,
se mezcla con los diminutos mundos
que las gotas prenden del cristal.

Mundos pequeños, redondos
y coloridos, que viajan,
aventureros,
a encontrar el fin,
para el que nacieron.

Dejo que la tormenta me hable,
que su pálida luz llene mis horas
frente a mi ventana.

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Camino de...

sábado, marzo 30, 2013 Unknown 0 Comments

Noto mis pies descalzos en el cemento
las luces de colores me hacen cosquillas
es el silencio atronador mi compañero
que con su nube gris me acompaña
No es mi camino dorado, ni siquiera rojo,
si no frío asfalto.
A mi silencio no le falta valor, corazón,
ni coraje...
No hay brujas en mi camino,
pero tampoco amigo.
Nuestro solitario duo camina por calles
atestadas de gente inexistente,
de un azul añil casi transparente
Nos miran sus ojos vacios,
nos rozan sus ropas de aire,
pero nada,
nada,
perturba su viaje.
Se acorta el verso
también mi latido
me queda poco,
tan solo,
un suspiro,
no hay
ya palabras
no hay ya sonidos
ya se acerca el alba,
ya me lleva la parca

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Al amor verdadero, no peliculero

sábado, marzo 30, 2013 Unknown 1 Comments

En la ciudad negra,
por una vez silenciosa,
pienso en el amor.

No sé si lo conozco,
si lo conocí,
si podré conocerlo

Amamos, pero somos niños,
tontos e inexpertos,
Jugamos a poseer,
a arañar el mundo de otro
para completar el nuestro

Mentimos,
decimos la verdad,
y mentimos de nuevo

El amor no vuelve estúpido
ya lo eramos,
pero no teníamos público.

El amor no es chispa,
no es solo pasión,
no se confunde con cariño

El amor es fragilodad,
es miedo y valor.
Es confianza

Es un rayo de sol,
tras 150 días de lluvia


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The devil Inside

sábado, marzo 30, 2013 Unknown 1 Comments

A veces nos deslumbra,
las mentiras, las mascaras,
Nos dejamos engañar por los oropeles
y olvidamos las garras

El monstruo nos engaña
con su bella sonrisa,
con sus palabras melosas

Nos hace olvidar...
Querer perdonar...
Hasta amar un poquito...

Desdeñamos por un momento
el instinto, la certeza,
vencemos al ansía
la necesidad de que el demonio
no sea más que un viejo cuento

Son tantos los monstruos
y tan escasos los paladines.

Negamos
Una
Dos
y hasta diez veces

Nos ciega la desesperación,
el deseo de ser amados.
Cambiamos la felicidad
por un vaso de veneno,
que sabe dulce y mata lento
poco a poco

¿Y a qué más aspirar?

¿Quién desearía estrellas,
si sólo conoció piedras?

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