Sin darme cuenta...
La vio llegar a lo lejos, con el cabello anaranjado ardiente y una pequeña sonrisa.Le habló desde lejos, temerosa de asustarle
"Es posible que no me recuerdes, quizás porque nunca llegaste a conocerme.
Yo era una simple luz de farola, perdida en una ciudad llena de otras como yo. Pasaba el dÃa observando el mundo, envidiando a las luces de los coches, siempre de aquà a allá, que se bañaban fugazmente en mi goteo color naranja, pero no querÃa más que mi apatica vigilancia de la ciudad latente. No aspiraba a más.
Un dÃa, sin embargo, tú llegaste a mi lado. Brillabas con una luz distinta a la de las hermanas que yo conocÃa. Intenté hablar con ella, con la luz que te inundaba y te volvÃa, la susurré en todos los idiomas de la luz que conocÃa, pero ella permaneció silenciosa...
Todas las noches pasabas, con aquella misteriosa compañera, y cada noche yo intentaba hablar con ella, conocerla, sin éxito.
Pasaba mis horas de descanso imaginando de dónde vendrÃa esa luz tan hermosa, tan extraña.
No sabÃa yo que un dÃa dejarÃas de pasar bajo mi halo y como esto destrozarÃa mi mundo.
SentÃa en mi una necesidad desconocida, algo que se revolvÃa en mi interior, asà que decidà despegarme, dejarme caer desde mi atalaya en un salto de fe y caà directa a un reloj de pulsera, donde me convertà en un reflejo, una luz con muy poca clase la verdad.
Viajé en ese reloj, buscándote en las recónditas calles de la ciudad, pero no te encontré.
Entonces llegué lejos, más lejos de lo que alguna vez pude soñar: llegué a cielo abierto.
Me recibió un cielo de satén negro bordado de pequeñas perlas, estrellas, lejanas voces antiguas con el tiempo, entonando una canción tan hermosa que por primera vez me emocioné.
Fue entonces cuando comenzó mi verdadero viaje. Nunca te olvidé amigo, pero en tu búsqueda encontré otras muchas cosas.
Aprendà el dolor de la tristeza al ver morir poco a poco a un llama moribunda en un candil olvidado. Aquella noche mi pecho se deshizo en pedazos al verla marchar y se cosió de nuevo a la mañana siguiente, porque también comprendà que mientras yo no la olvidará esa llama jamás se apagarÃa.
La esperanza la encontré en el sitio más extraño, el que todo el mundo evita, en el hospital. Tantas muertes, tanta enfermedad, pero entre las rendijas de la amargura se colaban pequeños retazos de esta emoción, en el pitido y la luz titilante de un corazón que volvÃa a latir.
Aprendà tantas, tantas cosas, tantos nombres, tantas vidas... pero nunca conocà una luz como la tuya.
Volvà a mi ciudad, que ahora era distinta, las luces de mi ciudad, mis hermanas, compañeras en mi soledad, nunca me parecieron tan extrañas...
Busqué tu mirada en un mar de gente eterno, recorrà la ciudad saltando de acá para allá entre luces de farolas, coches y algún brillante cartel de neón, hasta que un dÃa te encontré.
Me crucé contigo, siendo el destello del metro al pasar, pero oh, pobre de ti, amigo mio, ya no eras tú mismo... habÃas perdido aquella luz tan hermosa que te envolvÃa.
Te seguà a casa oculta en el reflejo de los critales de tus gafas, encogiéndome para que no me vieras... parecÃas tan solo, tan triste...
Me colé en tu casa, en tu mundo sin que me invitases, y busqué en cada rincón a aquella luz que me habÃa fascinado tanto, pero no la pude encontrar.
Entonces la luz de tu mesilla me contó que habÃas perdido a alguien tan importante para ti que tu luz se apagó, se perdió en la negrura de tu triteza. Me habló de tu soledad, de como echabas de menos a "tu pequeña estrella"
Por eso cambié, por eso estoy hoy aquÃ. Tú me habÃas dado tanto, tanto que nada habrÃa sido suficiente. Pedà al Creador, al Señor de las Luces, que cambiara toda mi vida eterna como luz, mi brillo anaranjado y mi corazón luminiscente, por este cuerpo, por esta posibilidad de vida... para intentar ser lo que perdiste"
Ella calló entonces, su esperanza hecha un nudo en su pequeño pecho.
Con la mirada empañada en lágrimas él se bajó poco a poco de la barandilla del puente y se acercó lentamente y con los brazos temblorosos abrazó el pequeño cuerpo de la niña, tan cálido y brillante y entonces por un momento, la pequeña luz de ciudad vio brillar la luz en su interior, escondida en el abrazo que la rodeaba, y escuchó por primera vez su voz.
Mientras apoyaba su cabeza en el hueco de su hombro y enredaba sus bracitos alrededor de su cuello pensó:
"Ah... asà que eras amor"
***
Esta entrada es bastante especial para mi, fue la ultima que escribÃ, de prisa y corriendo, antes de que acabara el año, en un cuaderno que llevo escribiendo 5 años, del que han salido la mayorÃa de las historias, relatos, "poesÃas", que hay en este blog.
Han sido más de 144 paginas, y casi 150 entradas que he compartido con todos los que llevais leyendo este blog tanto tiempo, y por eso simplemente querÃa daros las gracias, ha empezado un nuevo año y yo un nuevo cuaderno y espero que sigáis por aquÃ.
Muchas gracias a todos
2 suspiros:
Los comentarios me animan mucho a seguir escribiendo, asi que, si os gusta, comentad^^