Intruso

martes, marzo 03, 2009 Laura.S-P 3 Comments

Bueno aqui cuelgo una historia que espero que de un poco de miedo para compensar un poco por subir ultimamente solo historias de amor. Espero que esto también os guste^^

No me has visto entrar pero ya estoy aquí. Me he deslizado sigilosamente por el pasillo, marcando mis pisadas con un reguero de oscuridad y sangre. Ellos tampoco me advirtieron. Me colé en los más dulces de sus sueños y los desgrané por dentro. Poco a poco, sin prisas, paladeando la calidez de sus entrañas. Después me colé en tu cuarto.
“Una ráfaga de viento”pensaste cuando la puerta se abrió”Todos duermen y la puerta está cerrada”. Iluso. Aunque te confortas con palabras seguras, ya en tu nuca sientes mi aliento y te incomodas. Te niegas a girarte, mantienes los ojos pegados a la brillante luz de la pantalla. No miras a las sombras. Temes hacerlo. No quieres descubrir alguna forma amenazante o unos ojos ambarinos brillando en la oscuridad. Ya no hay nada que hacer, has caído en mi trampa.
Tus manos empiezan a estar mojadas y tu corazón late en tu pecho con embravecido temor. Tus pupilas se dilatan y abres la boca un poco para aspirar más aire, que se ahoga en cada jadeo. Todo tu cuerpo te advierte de mi presencia, gritándote que huyas. Pero incauto de ti, lo ignoras. Lo achacas a tu imaginación y sigues con tus tareas. Estúpido, muy estúpido. Si no te negaras a mirar, te darías cuenta de que las sombras se expanden y se oscurecen, acercándose poco a poco a la luz, tu salvación,intentando devorarla. Pero no cede, nada parece poder convencerla de que es la hora de diluirse en las sombras y dejarte a tu suerte. Una pequeña esperanza que titila a mi avance hasta desaparecer.
Cuando la pantalla se apaga con un clic y te quedas de pronto en la oscuridad, sientes miedo. Si, verdadero miedo. Tu corazón comienza una carrera enloquecida golpeándose contras tus costillas. Te cuesta respirar y boqueas aire como un pez fuera del agua. Una gota de sudor frío te recorre la espalda haciéndote estremecer. De alguna manera has entendido que no tienes salida. Aún así no despegas los ojos de la pantalla mientras yo entrelazo mis dedos alrededor de tu cuello. Tu vello se eriza a mi contacto y todo tu cuerpo se pone tenso. Demasiado tarde, ya no hay solución para ti. Mis dedos se convierten en tentáculos que se deslizan por tus oídos. Arqueas el cuello ante el dolor y la intrusión. La sangre gotea por tus oídos mientras me introduzco en tu mente y te desarmo. Ya eres mio.