Inés&Raúl: Cuando la tempestad estalla (11ª parte)

jueves, junio 04, 2009 Laura.S-P 1 Comments


Inés

El cielo parece partirse en dos ante los rugidos de los truenos. Arrastro las zapatillas empapadas de agua a través de los charcos de la calle. La gente huye y se refugia bajo los tejadillos de las tiendas mientras yo sigo corriendo bajo la lluvia. Me despeja me libera y me limpia. Voy a su portal y llamo insistente al timbre. Nadie contesta, ahora no se qué hacer, he ido hasta allí corriendo, esperando que estuviera en casa, que me abriera la puerta y poder decirle todo. Eva. Ella seguro que sabe dónde está. Me pongo en marcha de nuevo.
***
Eva
Ya no lo aguanto más. Le lanzo el cojín a la cara pero él lo esquiva y me coge de las muñecas. No dice absolutamente nada. Se queda ahí mirándome con pena. Me mira intentando pedirme perdón buscando perdón para sí mismo. Pero yo no le voy a perdonar ni a él ni a mí. Me zafo de sus grilletes y le abofeteo. Ni siquiera intenta defenderse. Vuelve a mirarme con esos ojos azules llenos de culpa y remordimiento. No quiero mirarme en esos ojos y verme como él me ve:
- Así que me dejas y ¿ya está?- las lagrimas empiezan a salir a borbotones de nuevo, él intenta acercarse- ¡No quiero que me toques!- retira la mano pero no se mueve ni dice nada – es por ella ¿no? Eres un estúpido ¡ella no te quiere!- La única estúpida aquí soy yo, por interponerme, por quererle y por muchas otras cosas- Inés no es quien tú crees…ya no es la niña que conociste…-
Me sigue mirando con el gesto imperturbable y los ojos llenos de pena. Sé que no me va a decir nada, va a dejar que le abofetee y que le grite hasta que me canse, así dejaré limpio su honor. Maldito estúpido, no hay nada que puedas hacer ahora, lo sabes, el daño ya está hecho. La has querido a ella desde el principio, no pudiste olvidarla y por eso has vuelto, por ella, por la niña a la que ayudaste en el parque. Vaya dos estúpidos orgullosos. Yo, celosa, me interpuse entre vosotros, pero no ha servido para nada, he acabado con el corazón roto y prácticamente empujándoos a los brazos del otro. Pero no vas a reconocerlo, no reconocerás que has vuelto por ella, ni que la quieres, porque ella te hizo daño aquel día. Esperabas que fuera una niña pulcra y recatada y te encontraste con una belleza caprichosa y malcriada. No eres capaz de darte cuenta por lo que ha pasado y lo mucho que la has cambiado en tan poco tiempo. ¿Por qué no pudiste hacer eso conmigo? ¿Por qué no fui yo a quien rescataste en el parque? ¿Por qué me vas a dejar de nuevo aquí sola, atrapada en mi propia telaraña de falsedades y mentiras? Te has acuclillado a mi lado y me miras con la expresión que se mira a un perrillo abandonado .La ira me hace hervir la sangre:
- ¡¿ES QUE NO VAS A DECIR NADA?!¡¿VAS A QUEDARTE CALLADO COMO SIEMPRE. COBARDE?!- le grito
- Lo siento-
Es lo único que dice y me deja en el suelo gritando y golpeando las paredes, desesperada, despechada y sola:
- Lo siento no es suficiente- logro balbucir entre sollozos, pero él ya no me oye
Estoy sola otra vez. Me quedo tendida en el suelo enmoquetado de mi habitación. Me hago un ovillo y me cierro tanto que me gustaría hacerme cada vez más chiquitita y así desaparecer.
Cuando creo que estoy a punto de desaparecer por una vez llaman a la puerta. Me doy cuenta de que sigo siendo igual que siempre, que el dolor del pecho no ha desaparecido en absoluto y que el frío del suelo me ha entumecido el cuerpo. Me levanto de mala gana y voy hasta la puerta renqueante. Antes de abrir me miro al espejo. Tengo los ojos hinchados y la cara con marcas rojas de haber llorado. Mi pelo está alborotado y en una mejilla tengo la marca de la moqueta. No estoy presentable ni de lejos, pero hago un esfuerzo por sonreír y abro la puerta. La sonrisa se me desvanece en cuanto veo quien está al otro lado. Inés con la ropa empapada y el pelo pegado a la cara por la lluvia respira jadeante al otro lado del quicio, demasiado cansada para articular una frase coherente. Está acalorada por el esfuerzo y en su mejilla se distingue la marca clara de un golpe. También parece que ha estado llorando. Me mira confundida mientras recupera el aliento:
- ¿Está aquí Raúl-
Como no, cenicienta viene corriendo bajo la lluvia para buscar a su príncipe. Me siento tentada a mentirla, a decirle que no quería verla, pero me muerdo el labio, ya son demasiadas mentiras acumuladas:
- Se ha ido…- me mira disgustada
- ¿sabes a donde?-
- No…-
- Bueno…gracias- me dice antes de darse la vuelta para coger el ascensor
- Inés- se da la vuelta y me mira – me ha dejado – clavo las uñas en la puerta para no perder el control – no me quería a mi –
Los ojos de Inés parpadean un momento con sorpresa y luego la puerta del ascensor se vuelve a cerrar antes de que pueda decir nada. En cuanto el ascensor se cierra me hundo detrás de mi puerta y lloro, esta vez tranquila, mientras esta vez las lágrimas se mezclan con la risa que no puede evitar salir ante lo ridículo de la situación. Tanto esfuerzo para acabar dándoles yo el ultimo empujón.
Inés
Le veo. Es una figura encorvada y solitaria que camina bajo la lluvia igual que yo. Le pido un último esfuerzo a mis cansadas piernas y le alcanzo.

1 comentario:

  1. ¿Esto quiere decir que van a estar juntos? Espero que sí, después de todo lo que han pasado...
    Escribe pronto, ya quiero saber cómo termina esta bonita historia =)
    Besos

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