EL frío perdón

jueves, diciembre 03, 2009 Laura.S-P 1 Comments

Este quiero dedicarselo a mi nuevo "critico"!Muchas gracias^^

El amanecer avanzaba lento y frío por el horizonte mientras ella esperaba. La cama se había quedado revuelta, de la noche pasada en vela. En la mesilla, brillaba con luz propia el frasco de cristal que había comprado al boticario. El elixir para su libertad.

Empezaba ya a sentir el frío en las manos y en el rostro. Sentía como su alma se iba despegando de su cuerpo lentamente y como al final, el suspiro de la muerte en su nuca cortó todas las ataduras. Ella se sintió ligera y suave como el aire y volviendo la vista atrás contemplo como su cuerpo terrenal quedaba tumbado en el suelo, con los labios amoratados por el veneno.

Ante ella se abrió un camino de luz pálida y fría. Estaba atemorizada, aún así sus nuevos pies fantasmales la guiaban hacia aquel camino brillante, que era cálido y frío a la vez bajo sus pies.
La joven anduvo por el pasaje de luz tanto rato, que pensaba que no se acabaría nunca y su condena por su cobarde apto sería rondar por aquel camino toda su otra vida. Sin embargo, pronto aparecieron ante ella una puerta enorme.

Era tan grande la puerta, que aún mirando hacia arriba no podías ver su fin. De la puerta colgaba una aldaba enorme en forma de cabeza de Gorgona. La joven llamó a la puerta asustada.
La Gorgona cobró vida de pronto y la joven se encontró rodeada de serpientes, que siseaban cerca de su oído. Los ojos de la Gorgona clavados en ella:

- Tu nombre niña – rugió la Gorgona
- Aileen –
- ¿Cuál fue tu muerte?-
- Me envenené –

Las serpientes de la Gorgona sisearon con más fuerza y su dueña torció el rostro. La aldaba no dijo nada más y volvió silenciosa a la puerta. Nada sucedió durante un momento, pero los goznes de la puerta chirriaron y esta empezó a abrirse lenta y pesadamente, abriendo paso a Aileen.

Con el miedo haciéndole temblar las rodillas Aileen cruzó la puerta. Hubo un fogonazo de luz que la dejó ciega unos instantes y luego la sala apareció entre sus ojos.

Era grande, inmensa, azul como el cielo de verano. Largas columnas se alzaban hacia el techo, rectas y orgullosas, sujetando una bóveda de cristal brillante. La sala estaba llena de gente, no, de figuras tan fantasmales y etéreas como ella, que clavaban sus ojos sin brillo en la recién llegada.
Al fondo de la sala, sentada en el trono más majestuoso que Aileen había visto jamás, estaba sentada una mujer. Tenía la mirada fría y temible, los labios finos apretados en una línea, el cabello blanco y ralo cayendo por los hombros hasta la cintura. Sus ropajes eran sencillos, como los de los demás espíritus, pero sus ojos estaban llenos de vida y brillaban como ascuas.

La sala, a pesar de estar llena de gente, guardaba silencio absoluto y todas las miradas estaban clavadas en la mujer del trono, que no apartaba sus ojos de Aileen. Cuando por fin se decidió a hablar su voz, firme y cadenciosa, reverberó por toda la sala, llenándola de vida.

- Aileen, caminante del camino de la luz, la Gorgona nos ha avisado de tu llegada –

Los espectros empezaron a zumbar cuando la mujer pronunció su nombre. Un escalofrío le recorrió la espalda a la joven al escuchar aquel sonido tan fantasmal. Sentía todas aquellas miradas vacías clavadas ahora en ella, viendo todo lo que antes había ocultado su piel y la juzgaban. Eso era aquello, un juicio, su juicio, y aquella mujer de mirada penetrante no era otra cosa que su juez.

La mujer bajó del trono y se situó frente a Aileen, que temblaba de pies a cabeza. Su voz se dejó oír de nuevo, acallando el siniestro zumbido:

- Sabemos de la forma en que moriste – estaba tan cerca que Aileen podía sentir el frío que emanaba de ella y que la envolvía empeorando su temblor – has cometido un agravio al señor de los Fríos –

Esta vez cuando su voz cesó no llegó el zumbido. Los espíritus permanecieron silenciosos, mirando ahora a la mujer. Aileen no se atrevía a levantar la mirada, pero cuando la mujer prosiguió, la fuerza de su voz la obligó a hacerlo:

- Pero el señor de los Fríos ha visto tu vida y ha decidido perdonarte – al cogerla de los hombros su tacto se volvió cálido y la joven dejó de temblar
- Tu vida como mortal fue desgraciada y tu muerte trágica, por eso mi señor ha decidido otorgarte un gran deber– los espectros a su alrededor iban desapareciendo poco a poco y pronto solo quedaron ellas en la sala
- ¿Cuál es ese deber?- preguntó aún asustada
- Tú serás la encargada de que aquellos que han sido desgraciados, no lo sean también en su muerte -
- ¿Pero cómo? –
- Tú pequeña, que llevas la luz en tu nombre, iluminarás su camino y les guiarás a un lugar donde puedan ser felices, aún en la muerte –


Hola lectores mios! a que noa divinias que? sii también es una historia para mis cuentos del hielo...ya sé que os estoy bombardeando mucho con este tema pero de verdad vuestra opinión es muy importante, y en este especialmente por que no estoy segura de que vaya bien con los anteriores. Un saludo!!

1 comentario:

  1. Bueno, ahora que se acerca el invierno tus historias de nieve, hielo y frio en general pegan mas xD
    Eso si, si la muchacha se equivocase al decir su nombre fijo que se presentaba la teniente Ripley armas en mano xDD

    ResponderEliminar

Los comentarios me animan mucho a seguir escribiendo, asi que, si os gusta, comentad^^