Carta a un antiguo extraño

viernes, mayo 13, 2016 Unknown 1 Comments

Querido antiguo extraño,

Siento la demora en mis palabras, tardaron en llegar, pero al fin están aquí.

Me gustaría primero decir unas palabras sobre cómo te conocí, como el primer rayo impactó en mi como una herida abierta en el corazón del cielo. Desde entonces todo cambió.

Con pequeños tropezones iniciales, un poco de escepticismo por mi parte y dudas por la tuya, comenzamos a conversar, a compartir, se podría decir que a soñar.

Eran momentos en los que la distancia nos hacía daño y que el café de la maquina endemoniada nos parecía el mejor caldo para la complicidad y las sonrisas.

Ah... como nos mentíamos a nosotros mismos... una vez que empezamos a abrir la caja de las verdades fueron saliendo una detrás de otra, sin poder parar el impetú y la necesidad que les daba alas.

Tanto tiempo, tantos días, tantas horas y semanas jugando a ese tira y afloja. Mi sinceridad contra tu negación. Aún recuerdo cuando escondías la fragilidad de tu compromiso entre muros de palabras huecas y manidas.

Prometía cada día no volver a hablarte, acabar por fin con esa tortura que me inflaba y luego me hacía estallar contra el duro suelo con cada uno de tus retrocesos.

Nos hicimos tanto daño que no entiendo como podíamos seguir. Ah, no, sí, si que lo entiendo, fue por mi tenacidad, porque me negaba a creer que todo lo que mi corazón sabía como cierto fuera más que una nube de ilusión.

Al final estallamos.

Volaron los bloques de hormigón de los muros como si de livianas plumas se trataran. Estallaron en un fuego de satisfacción y dicha. Que asustada estaba, pero que tierno fuiste conmigo.

Desterré mi armadura, mi espada, mi escudo... la batalla había acabado. Por fin podía descansar.

Que tiempo tan maravilloso, que conversaciones hermosas a solas, sin nada ni nadie de quien escondernos. Me sentía pletórica, satisfecha y con un ligero achispamiento, como tras beber una cerveza a pleno sol. Todo era tal y como yo lo había imaginado. No me importaban tus defectos, ni siquiera aquellas veces que desnudando tu alma conmigo sentía miedo, de ti, de mi... Tampoco me importaban las otras que pudieran estar en tu pensamiento, porque yo era tuya y tú eras mio.

Como toda cerveza a pleno sol... al final llega la resaca.

Me sacaste a patadas de mi mundo de fantasia, de mi nube de felicidad. Necesitabas tiempo, necesitabas espacio... y yo, tonta de mi, te lo di. Cedí a tus deseos porque al fin y al cabo, me habías demostrado de sobra que me querías... ¿no?

Entonces llegaron los velados reproches, las culpas a repartir y me encontré con la dura realidad de que el mundo de fantasia, no había sido más que eso, un espejismo construído por mi en los pilares de tu inseguridad y tu intolerancia a la soledad.

Aún así mi terquedad, mi atracción hacia ti me podía y seguía ahí al pie del cañón... te dejé destrozar todo lo que sentía por ti bien de cerca, hasta un punto que ahora mismo no reconozco lo que hay.

¿Donde está la energía?
¿Dónde está la sonrisa que era para ti?
¿Donde está la sensación de ser querida?

La has mandado de un pelotazo a la papelera como si de un ticket mal usado se tratara. No lo quieres, no lo quieres ver, no lo quieres sentir... solo quieres algo facil... algo que no agite tu pequeño mundo...

Si sólo fueras el primero... si sólo fueras el primero aún podría tener la capacidad de perdonarte, de decir "esto pasará" pero mis fantasmas me enseñaron bien y mis vivos cuidan de mi. No te daré más.

Olvida mi cariño.

Olvida mi soporte.

Si no quieres lo que hay, no esperes que esté ahí cuando te caigas. Por mi como si te estampas.

Pensaba que nadie me podría usar más que Él, pero has batido un record. Te di mi confianza, mi seguridad y has hecho mierda en el polvo con todo ello.

No te preocupes por mi, no me debes nada. Yo tampoco quiero nada de ti.

Soy hielo y soy fuego, y estoy harta de cabrones que no me quieren.

Oh, no te preocupes amor mío, seguiré con la charada, pero jamás de los jamases te vuelvas a atrever a hacerme daño.

Un saludo y hasta pronto,


1 comentario:

  1. Décima al dolor

    Ordenando marcadores
    se ha desenvuelto tu carta.
    Siete meses nunca bastan,
    no remiten los dolores.
    Ni siquiera hay fe de errores
    para osar otra vertiente,
    sólo esta décima inerte.
    Creí delegar en razón
    dejándole en un rincón
    lascas del alma a la muerte.

    ResponderEliminar

Los comentarios me animan mucho a seguir escribiendo, asi que, si os gusta, comentad^^