El principe de los no voladores

miércoles, octubre 28, 2009 Laura.S-P 6 Comments

Para mi salvadora de pingüinos particular. Que lo disfrutes Eiram^^


El país de las Aguas Heladas estaba en el lejano Mar del Hielo y era un lugar inhóspito y solitario. Sus habitantes eran gente huraña que vivía refugiada en las cuevas de las Montañas de Hielo, dormían todos juntos en un mismo lugar para darse calor unos a otros y adoraban al gran dios Khinse. Ese gran dios controlaba las tormentas, los peces y las épocas de hambruna, por eso, cada luna llena se ofrecía en su pequeño sacrificio en su altar.
Esta vez la luna llena llegó tras un largo ayuno, con tormentas desoladoras que impedían salir a cazar y muchos de los suyos había muerto. El gran sacerdote de los hombres de las Aguas Heladas decidió que debían ofrecer un sacrificio mayor para aplacar la ira del helado dios. Así que los agotados isleños salieron a buscar pos sus tierras una ofrenda que pudiera agradar a su dios.
Recorrieron las heladas praderas, las bravas costas y los escarpados acantilados. Al fin volvieron los agotados cazadores al calor del hogar. Fueron recibidos en medio de una gran alegría ya que traían una bestia legendaria, cazada en los peligrosos acantilados.
Era una bestia con alas, parecida a una foca, pero con el pico de un pájaro. Su cuerpo era blanco y negro y sus pequeños ojitos brillaban con inteligencia.
Los moradores de las Montañas estaban encantados. Nunca había visto un animal como aquel. En las antiguas leyendas, transmitidas de madres a hijas, generación a generación, se les llamaba los No Voladores. Eran unos pájaros de mal agüero, maldecidos por el gran Khinse. Uno de ellos se había atrevido hace muchas lunas a desafiar al rencoroso rey del frío. El No Volador dijo que con sus grandes alas negras podría volar más alto y más rápido que el grandísimo dios.
Entonces, el dios, castigando su arrogancia, le quitó sus grandes alas y lo condenó a no volver a volar nunca. Lo castigó a ser un ser torpe, la burla de todos los de su especie. El arrogante pájaro, demasiado avergonzado por su nuevo aspecto, se refugió en el único mundo que aún le quedaba: el agua.
Allí se convirtió en el más rápido de los nadadores. Nadaba desde el fondo y alcanzaba los peces antes que sus hermanos voladores y conseguía eludir las fauces de las hambrientas focas con su veloz aleteo.
Sin embargo sus crías debían nacer en la tierra, y era allí, con su lento y torpe caminar, donde se volvía más vulnerable, para ser cazado por los hombres y ser ofrecido para expiar su negra culpa ante el dios Khinsé.
Cuando Eirma, un joven de la tribu, vio a la extraña ave, no le pareció que fuera una bestia arrogante. Miraba a su alrededor con miedo y emitía unos estridentes graznidos parecidos al llanto desconsolados de un bebe.
Eirma se apiadó de la criatura y esa misma noche liberó al No Volador de sus ataduras y lo condujo en medio la oscura y calmada noche hasta los acantilados. Allí el pingüino le hizo una reverencia de agradecimiento y saltó al agua.
A la mañana siguiente cuando la tribu despertó y descubrió que su ofrenda había desaparecido la ira corrió como la pólvora. Todos estaban furioso y pronto descubrieron que había sido Eirma, la enojada tribu decidió ofrecerle a él como sacrificio.
Llevaron a su ofrenda hasta los acantilados donde la noche anterior Eirma había liberado a la bestia. Le ataron las manos y los pies para que no pudiera huir y defenderse y entonces, el gran sacerdote, rezó al dios Khinsé, para que aceptara su humilde ofrenda. Y arrojó a Eirma por el acantilado.
El joven cayó al agua helada y desesperado intentó librarse de sus ataduras. Era imposible. Cuando el joven ya se daba por vencido, vio como una elegante figura se acercaba a él nadando. Era el No Volador que el mismo había liberado.
El pájaro agarró con su pico las ropas de Eirma y tiró de él a toda velocidad hacía el fondo. Ante los ojos del joven apareció un palacio submarino. Tallado en la piedra, brillante y hermoso como el amanecer.
El No Volador le llevó hacia una sala donde había un viejo pájaro. Ese pingüino decía ser el rey de los No Voladores y le estaba tan agradecido por haber salvado a su hija de su cruel muerte, que deseaba nombrarle príncipe de su reino y entregarle la mano de su hija.
En cuanto Eirma aceptó aquella agradecida oferta, su cuerpo empezó a cambiar. Sus brazos se convirtieron en unas picudas y vigorosas aletas. Su nariz se alargó y formó un pico anaranjado y duro. Se volvió ágil y rápido dentro del agua. Se convirtió en un No Volador.
Así fue como la bondad de joven Eirma fue recompensada y vivió feliz para bajo las aguas, y nunca más volvió a pasar hambre ni frio, mientras que sus hermanos de la superficie sufrían las iras de un inclemente dios, que al maldecir a aquellos pájaros los había hecho más especiales.

6 comentarios:

  1. Me gusta la historia, pero voy a ser crítica. Repasa la redacción y la puntuación antes de publicarlo, veo algunas inconsistencias....
    Desde el cariño .... Mami

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  2. Curiosa historia, me ha gustado mucho.

    Apropósito, que ha pasado con la historia que colgaste el otro día?? La leí, pero no me dejo comentar y ahora que me he conectado no estaba. ¿La has borrado? ¿O tan solo me la he imaginado?
    Jejeje un beso

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  3. Ay, qué lindo ^^
    Me encantó, al principio no sabía que se refería a un pingüino, pero me parece maravilloso lo que hizo Eirma, tendría que haber más como él :D

    Besos

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  4. Rubia, nos pasamos a blogspot
    http://nuevorinconliterario.blogspot.com
    y me he hecho un blog para chorradas propias XD
    http://desordenaelcaos.blogspot.com

    me tienes que enseñar a poner los blogs tan bonitos como el tuyo, que soy un desastre para estas cosas xD
    besitos ^^

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  5. Me ha gustado, es un bonito cuento con moraleja. Además, de todos es sabido que algún día los pingüinos dominarán el mundo (vease Madagascar xD).

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Los comentarios me animan mucho a seguir escribiendo, asi que, si os gusta, comentad^^